Las crecientes temperaturas alrededor del núcleo de uno de los reactores de la planta nuclear dañada en Japón alentó nuevas preocupaciones el martes y se necesita más agua para bajar las temperaturas, indicó un operador de la planta.
Pese a las esperanzas de progreso en la peor crisis nuclear en un cuarto de siglo, desatada por un tsunami y un sismo que dejaron al menos 21.000 personas muertas o desaparecidas, el operador de la plata Tokyo Electronic Power Co (TEPCO) indicó que se necesitaba más tiempo antes de que se pudiera decir que los reactores estaban estabilizados.
Los técnicos que trabajan dentro de la zona de evacuación alrededor de la dañada planta en el noreste de Japón, sobre la costa del Pacífico, lograron finalmente conectar cables de energía a los seis reactores y comenzaron a bombear agua a uno de ellos para enfriar las barras de combustible nuclear.
Pero humo y vapor surgieron el martes desde dos de los reactores 2 y 3 que plantean una mayor amenaza en una dañada planta nuclear japonesa, sugiriendo que la batalla para evitar una desastrosa fusión y detener la expansión de la radiación está lejos de ser ganada.
Durante la crisis se han producido varias explosiones de vapor de los reactores, que los expertos dicen que probablemente liberaron una pequeña cantidad de partículas radiactivas en la atmósfera.
Hidehiko Nishiyama, vicedirector general de la agencia de seguridad nuclear de Japón, indicó luego que el humo en el reactor 3 se había detenido y había sólo una pequeña cantidad en el número 2.
No dio más detalles, pero el vicepresidente ejecutivo de TEPCO, Sakae Muto, dijo que el núcleo del reactor número 1 era ahora una preocupación con su temperatura a 380-390 grados Celsius.
“Nos tenemos que esforzar por bajar un poco eso”, indicó Muto en una conferencia de prensa, añadiendo que el reactor fue construido para funcionar a una temperatura de 302 grados Celsius.
“Inyectar más agua es una opción (para enfriarlo)”, explicó.
Cuando le preguntaron si la situación en los reactores con problemas estaba empeorando, respondió: “Necesitamos más tiempo. Es muy pronto para decir que están lo suficientemente estables”.
Reuters reportó previamente que la planta Fukushima estaba reteniendo más uranio del que fue originalmente diseñada para almacenar y que incumplió varias veces con pruebas de seguridad obligatorias durante la última década, de acuerdo a documentos de la compañía y expertos externos.
También surgieron preguntas acerca de si los ejecutivos de TEPCO esperaron demasiado tiempo para bombear agua de mar en los reactores y para abandonar las esperanzas de salvar al equipamiento en las horas posteriores al sismo y el tsunami.
Pero un experto dijo que el humo o el vapor observados sobre los reactores no parecían estar ligados a aumentos en los niveles de radiación.
“En general hay un progreso en comparación con unos días atrás, cuando todo parecía imposible. Pero aún juzgamos que la situación es crítica”, apuntó Per Bystedt, analista de la Autoridad de Protección de Radiación de Suecia.
“Lo positivo es que la energía eléctrica está más o menos contectada a todas las plantas”, agregó.
TEMOR POR RADIACION
Afuera de la planta, una creciente evidencia de radiación detectada en vegetales, agua y leche puso nerviosos a todos en Japón y en el exterior a pesar de las declaraciones de funcionarios de que los niveles no eran peligrosos.
TEPCO dijo que se encontraron pequeños rastros de radiación en las aguas del Pacífico cercanas al lugar, un hecho tal vez no sorpresivo puesto que los técnicos han estado echando agua de mar a los reactores desde el accidente.
El yodo radiactivo en las muestras marinas era 126,7 veces superior al límite permitido, mientras que el cesio era 24,8 veces mayor, reportó la agencia de noticias Kyodo. Esto no plantea un riesgo inmediato, dijo TEPCO.
“Se tendría que beber esta agua por un año entero para acumular un millisievert”, dijo un funcionario de TEPCO en referencia a la unidad de medida de la radiación. Las personas están expuestas generalmente a 1 a 10 millisievert por año de radiación causada por sustancias en el aire y el suelo.
El Ministerio de Salud de Japón ha pedido a los residentes cercanos a la central que dejen de beber agua del grifo tras detectarse altos niveles de yodo radiactivo. También detuvo cargamentos de la zona como leche, espinacas y otras verduras locales llamadas kakina.
Los expertos dicen que las mediciones son mucho menores a las de Chernóbil después del accidente de 1986 en Ucrania.
Japón es un importador neto de alimentos, pero tiene exportaciones sustanciales -principalmente de frutas, verduras, productos lácteos y mariscos- hacia sus grandes mercados en Hong Kong, China y Estados Unidos.
Los vecinos de Japón, entre ellos China, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia, dijeron que están vigilando la comida importada del país. El regulador de los alimentos australiano indicó que el riesgo era insignificante y que no regían restricciones adicionales para los productos llegados de Japón.
Los inversores de acciones en Tokio recibieron favorablemente las señales de progreso en la planta, con el principal índice subiendo más de un 4 por ciento luego de un feriado el lunes.
El yen también subía, lo que puso en alerta a los operadores por una posible nueva intervención del Banco Central.
La cifra oficial de muertos supera las 9.000 personas, dijo la policía según una cita difundida por la agencia de noticias Kyodo, pero con 12.654 personas reportadas como desaparecidas la cifra posiblemente subirá. reuters
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