Bien dicen que madre sólo hay una, y así de únicas son ciertas frases que sólo ellas nos dicen en diferentes momentos de la vida.
Son enunciados que escuchados en la boca de otra persona pierden todo significado, pero cuando son emitidas por una mamá cobran sentido y nos persiguen por el resto de nuestros días, a veces con gracia, otras con añoranza y en muchos casos con el mismo temor que nos provocaba en su momento.
Existen millones de madres en el mundo, pero ten por seguro que por lo menos alguna de estas frases te habrá dicho o le habrás escuchado.
1.- Te lo dije. Nada como que te embarren en la cara tu terquedad y osadía de querer salirte con la tuya. No acabas de darte cuenta que algo falló cuando en la cabeza ya retumba esa frase con la voz melodiosa de tu madre, por lo que alargas el retorno a casa o el momento en que deba enterarse, así sea 20 años después. Porque, desgraciadamente, siempre aciertan.
2.-Algún día me darás la razón. Casi como ‘te lo dije’ pero a largo plazo. No importa que hayas comprobado la eficiencia de tu juicio, la amenaza latente te persigue para terminar claudicando. Eso sí, en caso de que sea la revés, lo primero que harás será llamarle o visitarle para informarle de tu éxito, aunque lo más seguro es que termine diciéndote la siguiente frase.
3.- Todo lo hago (hice) por tu bien. Permisos negados, advertencias hechas, castigos acumulados, todo es un cúmulo de acciones para hacerte una mejor persona, no importa si al final tenías boletos comprados con un año de anticipación para ver a tu estrella favorita en acción, esa negativa te hizo comprender que siempre habría un ser superior (tu mamá) que te enseñó que aunque tuvieras las de ganar, existe alguien con quien siempre vas a perder.
4.- Cierra la boca y come. Un dicho que acompañado con el ¡cállate y explícame todo! te enseñó a hacer desde trucos de ventrílocuo hasta sorber sopa por la nariz. Suena incoherente, pero son de las frases más utilizadas por las mamás sin darse cuenta que la primera orden imposibilita de inmediato a la segunda. Y aún así, logras desafiar hasta a la misma lógica.
5.- Ahorita de regreso te lo compro. Nada como una promesa que te calme la ansiedad de momento y que juegue con tu ignorancia de que el camino de ida nunca será el mismo de regreso. Nunca podrás reprocharle que te mintió, que la tienda no estuviera de nuevo a la vista no fue su culpa. Más bien fue tuya por crédulo.
6.- Esto me dolerá más a mí que a ti. Cómo explicarles que eso es totalmente imposible, a menos claro, que se refiera a que cuando tomaba el cinturón lo hacía de tal forma que terminaba dañándose a sí misma. Quizás hablen de sus sentimientos, pero de que el golpe le duele más al que lo recibió, de eso no hay duda.
7.- Lo que diga tu papá. Todo el mundo sabe que lo que diga tu papá es y será siempre lo que piense y decida tu mamá. Regularmente lo acompañan con un “yo no te dejo, pero si él te lo autoriza está bien”, con un volumen suficiente para que tu progenitor se entere de antemano cuál debe ser su respuesta, a menos que quiera entrar en un campo de batalla en el que acabarás sintiéndote culpable por terminar con la paz de la casa.
8.- Mi hijo nunca haría eso. Contigo puede ser implacable, pero a la hora de defender a sus retoños puede más el amor que la evidencia. No importa que traigas la piedra con que rompiste el vidrio que el vecino reclama, si ella dice que no lo hiciste, no lo hiciste. Aunque sabes que cerrando la puerta y después de despedir al ofendido la historia será muy distinta. Y dolorosa.
9.- Pobre de mi hijo con esa señora (o mujer). Aplica por supuesto para los varones, extrañamente no dicen eso con las hijas. Hay que destacar que nunca dicen esa chica, esa muchacha, esa niña, así tenga únicamente 5 años y estén aún en el kínder. Para ellas, un hijo siempre sufre con cualquier mujer que no sea su madre (las excepciones aún son caso de estudio). Tal vez se quejó por años de que era tratada como una sirvienta, pero a la hora de que su vástago se casa, se lo imagina en un suplicio porque no le cocinan, lavan y planchan como ella lo acostumbró.
10.- Te doy tres para… comer, sentarte, lavarte, levantarte, apurarte, callarte. Una advertencia que te da la oportunidad de rectificar en menos de dos segundos. Sabes que si llegas a más de la mitad del conteo tu suerte está echada y no hay vuelta de hoja. No hay cuartos ni medios tiempos, el tres es el número mágico que te da una movilidad y capacidad de reacción increíble.
11- Te voy a lavar la boca con jabón. No se sabe si en la historia de la humanidad exista alguien que en verdad dejó de decir malas palabras luego de tener la lengua cubierta de detergente. Es más, no sabe si habrá alguien que lo haya hecho, como para saber si la técnica consiste en hacer buches, darle una mordida a una barra en pasta o si incluya tallado con fibra de metal. Pero si una mamá lo dice, es mejor hacerle caso, para qué ser pionero en estos menesteres cuando puedes aprovechar la sabiduría y experiencia de tu madre.
12.- Saliste igualito a tu padre. Nótese que siempre es utilizada para cosas de las que no hay de qué enorgullecerse, tus defectos y malas costumbres, desobediencias y locuras son atribuidas al gen masculino de tu herencia., sin importar si eres hombre o mujer. En ocasiones te dicen tantas cosas reprochables en las que te pareces a tu padre que te preguntas por qué obra del destino terminó casada con él.
13.- Haz lo que quieras. Si es que te atreves. Con regularidad sabes que si te dice esto es porque no está de acuerdo, y si no está de acuerdo algo saldrá mal, y si algo sale mal terminarás arrepentido. No es que hubieras conseguido algo, es que no lo podrás disfrutar, porque al final terminarás escuchando la frase número uno.
14.- A mí me importas tú, no los demás. Aplicado cuando saliste peor que otros. En sentido inverso no funciona. Si sacaste una mejor nota en la escuela que tus compañeros de clase, la comparación con los demás es pertinente, para enaltecer lo bueno que eres, pero si reprobaste al igual que el 99% del grupo, ahí el resto del mundo puede irse a un hoyo negro, nunca tendrás la justificación de que a todos u otros les fue peor. Tú sacas lo que se te pide y punto.
15.-…................. No, no se nos olvidó escribir algo aquí. Lo que pasa es que nos referimos a esas frases que nunca dicen pero que son más efectivas que cualquier palabra que exista en lengua hasta ahora conocida. Son esas ocasiones en que un simple gesto, una mirada (hay quien las tiene hasta numeradas) te dicen qué debes hacer y a qué atenerte. Esa vista que funciona como un latigazo, cuya interpretación ayudó a tus sentidos a percibir el peligro en el aire, a dotarte de un sexto sentido donde aplica el más vale prevenir que lamentar.
¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!
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